Nuestros
pensamientos son reales y nuestro modo de pensar afecta directamente a nuestro
cuerpo y a nuestra vida, eso no los dice una ciencia que se llama
“Psiconeuroinmunología” que ha demostrado la relación entre la mente y el
cuerpo, te lo voy a explicar bien sencillo, cada vez que tenemos un
pensamiento, nuestro pensamiento produce una reacción bioquímica en el cerebro
y nuestro cerebro libera señales químicas que se trasmiten al cuerpo, donde
actúan los mensajeros del cerebro, entonces los pensamientos que producen los
químicos permiten que el cuerpo se sienta exactamente del modo en que estamos
pensando, eso quiere decir, que cada pensamiento produce un químico
correspondiente a un sentimiento o sensación de nuestro cuerpo, o sea, que
cuando tenemos pensamientos felices, o mejor dicho, pensamientos alegres o
eufóricos, nuestro cerebro elabora unos químicos que hace que nos sintamos
alegres, inspirados o eufóricos, te lo vuelvo a explicar, cuando nosotros nos
anticipamos a una experiencia que es agradable, el cerebro de inmediato fabrica
un neurotransmisor químico que lo llamamos “Dopamina” y esa dopamina hace como
si se encendiera un arbolito de navidad dentro de nosotros, tanto en nuestro
cerebro como en nuestro cuerpo y nos provoca un estado de emoción y
expectativa, ahora bien, si por el contrario, tenemos pensamientos de odio, de
enojo o de desprecio por nosotros mismos, como cuando nos decimos, “soy feo,
todo se me olvida, quiero hacerme las lolas porque las mías son feísimas, soy
barrigón, soy desmemoriado, soy esto, soy aquello, soy lo otro”, es decir, toda
esa mala programación mental que traemos de nuestros primeros siete años
impuesta inocentemente y por desconocimiento por nuestros padres y familiares
más allegados, incluidas las maestras de preescolar y primero y segundo grado
de la educación básica, entonces, nuestro cerebro también produce otros
químicos llamados “Neuropéptidos” y entonces nuestro cuerpo responde de acuerdo
a como nos estamos sintiendo y nos sentimos odiosos, enojados, indignos,
debatidos, destrozados, anulados, desestimados, tristes, con una enorme baja
autoestima o desestima y entonces, tú puedes apreciar de inmediato como
nuestros pensamientos se convierten en materia, ahora bien, sigamos explicando
cómo se forma un circulo vicioso entre nuestro cerebro, nuestro cuerpo y
nuestros pensamientos, fíjate bien, cuándo nuestro cuerpo responde a un
pensamiento con un sentimiento o sensación, eso, precisamente eso, genera una
respuesta en el cerebro y como nuestro cerebro constantemente está evaluando
nuestro cuerpo, segundo a segundo, milisegundo a milisegundo, entonces nuestro
cerebro nota que nuestro cuerpo se siente de una manera determinada y como
respuesta a esa sensación corporal, nuestro cerebro empieza a generar más
mensajeros químicos y de repente uno empieza a pensar del mismo modo en que se
está sintiendo y entonces nuestro pensamiento crea nuestro sentimiento y
nuestro sentimiento crea nuestro pensamiento y nuestro pensamiento crea nuestro
…….. y bla, bla, bla, pare usted de contar, ya dijimos que era un circulo
vicioso, de aquí para allá y de allá para acá, bueno es lo mismo cuando nos
sentimos bien, nos sentimos eufóricos, nos sentimos alegres, nos sentimos
capaces, nos sentimos felices y toda esa parafernandia de bienestar, tu sabes,
cuanto más pensamos los mismos pensamientos, estos mismos pensamientos producen
más y más y más y más químicos, los cuales hacen que nuestro cuerpo siga con
los mismos pensamientos y los mismos sentimientos o las mismas sensaciones,
entonces, para finalizar este círculo vicioso, bueno o malo, según lo que
estamos sintiendo, crearemos nuestro estado de ser, entonces, con eso que
estamos pensando, con esa energía y con esa intensidad de esos pensamientos,
buenos o malos, de derrota o de euforia, influyen directamente en nuestra
salud, en las decisiones que tomamos y en definitiva en nuestra calidad de
vida, de ahora en adelante, con este conocimiento que ya tienes, tú decides, si
tu, tú decides que tipo de pensamiento vas a tener, y también vas a decidir,
que tipo de programación vas a seguir metiéndole a tu hijito lindo en esa pobre
y desvalida cabecita, ahora es tu responsabilidad.
Rafael Lugo Padrino
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