Hablando de las inteligencias que tenemos o que poseemos los humanos, la verdad es que son unas cuantas, bueno yo más bien diría que son como muchas, y no por menospreciar a ninguna, sino por la labor que deberían tener los padres para ayudar a sus hijitos a desarrollar esa pila de inteligencias, vamos a ver, voy a tratar de nombrar unas cuantas, ah, pero lo primero que te voy a decir es que no vamos a hablar de la Lingüística, de la Espacial, de la Pictórica, de la Lógica Matemática, de la Musical, la Naturalista, la Corporal, la Intrapersonal, la Interpersonal, no, no, de esas no, de las otras y a lo mejor se me queda alguna por ahí guindando:
La Inteligencia Racional, que esa nos sirve para percibir la información por medio de ciertas conexiones, entre las cuales destacan las razones lógicas de causa y efecto.
La Inteligencia Asociativa que nos ayuda a percibir ciertas informaciones por medio de ciertas conexiones al azar, te pongo un ejemplo fácil, nos informamos que un amigo acaba de comprar un carro nuevecito doble tracción, inmediatamente nos vemos dentro del carro del amigo y llegando a la playa, bajamos la cava, (ojo, todo esto mentalmente, según la visualización), colocamos la caja con la cerveza debajo de un frondoso árbol e inmediatamente pensamos en las montañas de Machu Pichu, ahora te pregunto qué tiene que ver el carro con la playa, con la cerveza, con Machu Pichu, nada ¿verdad?, sin embargo en algún momento hemos oído, o leído algo sobre Machu Pichu y que para llegar a esa montaña empinadísima se necesita un doble tracción, ya, listo, ya unimos lo uno con lo otro.
Bueno, sigamos pero sin ejemplos que se nos alarga la cosa.
La Inteligencia Intuitiva, que es aquella que nos viene desde adentro, desde el corazón, y para nada usamos el cerebro o la razón.
La Inteligencia Afectiva, que es esa con la que nos enamoramos, que nos dejamos afectar por algo o por alguien y ahhhhh suspiramos, la misma que nos permite acercarnos a una persona.
La Inteligencia de los Estados de Ánimo, esa que nos permite estar y no estar, salir y entrar del placer al dolor o viceversa, de la tristeza a la euforia.
La Inteligencia Motivacional, esa que nos permite lograr cosas, esa que nos permite reconocer que es lo que en verdad queremos, esa que nos permite emocionarnos y con eso vamos guiando nuestra vida por los laberintos y vericuetos que nos presenta las circunstancias y vamos buscando lo que queremos y deseamos.
La Inteligencia Básica, esa que nos permite movernos o alejarnos de algo, esa que nos permite imitar a alguien que esté a nuestro alrededor o en cualquier parte del mundo, esa que nos permite seguir ciertos comportamientos de alguien.
La Inteligencia de los Patrones, que es aquella que nos permite concientizar nuestros comportamientos y nuestro desarrollo y permitirnos aceptarlas o cambiarlas.
La Inteligencia de los Parámetros y esa nos permite reconocer, transformar y extender las rutinas y los rituales de nuestra vida.
Rafael Lugo Padrino.
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