Desarrollo intelectual del niño hasta
los tres años.
Los recién nacidos aprenden con una velocidad
increíble y ya en la primera semana de vida identifican a la madre por la voz y
por su olor.
Desde el nacimiento intentan la interacción
social y la formación de vínculos afectivos.
Considerando el aprendizaje como un cambio
relativamente permanente en el comportamiento, es decir, el niño nace con la
habilidad para aprender, pero el aprendizaje en si se produce con la
experiencia.
Todos los niños aprenden con lo que huelen,
tocan, oyen, prueban y ven, por lo tanto, el aprendizaje es una forma de
adaptación al ambiente.
El aprendizaje en la infancia tiene ciertas
limitaciones impuestas por la madurez, por más que insista una madre en que su
hijo camine, éste no aprenderá a andar antes de que sus piernitas no estén
preparadas para soportarle el peso.
Cuando los límites de la maduración se
superan, los niños están en condiciones de aprender y se manifiesta de formas
distintas.
El aprendizaje mecánico es el proceso a través del cual la exposición
repetida de un estímulo específico desemboca en una respuesta orientada a ese
estímulo. Esta es la forma más simple de aprender y el niño asocia sonidos e
imágenes, es decir, el sonido del sonajero con la imagen del sonajero.
El condicionamiento clásico que corresponde a una respuesta automática a
un estímulo que originalmente no provocaría esa respuesta, las más comunes son
las emociones del niño, es decir, el niño aprende a tener miedo de objetos que
los padres utilizan para asustarle, el coco, el policía, la cucaracha, el
bicho, caca, y otros muchísimos más, igualmente aprende copiando los miedos de
sus adultos significativos, padres, abuelos, maestros, y este condicionamiento
se manifiesta desde algunas horas después del nacimiento y perduran toda la
vida.
El condicionamiento operante es un tipo de aprendizaje en el cual los
actos realizados de forma libre incrementan o reducen sus probabilidades de
ocurrencia de acuerdo con las consecuencias que producen, un buen ejemplo es el
niño que le sonríe a su madre para captar su atención, dependiendo de la
reacción de la madre, el niño seguirá haciéndolo o dejará de hacerlo.
El aprendizaje significativo o
complejo se puede lograr
con la combinación de las formas de aprendizaje anteriores e incluso por la
transformación que hacen del repertorio de conocimientos que se posee.
Es sabido que se manifiesta cuando el niño
consigue el éxito en la solución de problemas, por eso en los juegos de los
niños no debe haber perdedores.
Del mismo modo que desde el nacimiento, el
niño desarrolla ciertas formas de aprendizaje, también desarrolla distintos
tipos de memorizaciones, es decir, así como el niño progresa en las inteligencias
lingüísticas, cinestésicas, lógico matemáticas, espacial, pictórica y otras,
también lo está haciendo en forma específica
en distintos tipos de memorización, cada una de ellas vinculadas a un
tipo de inteligencia.
Por lo tanto, la inteligencia y la
memorización se procesan mediante etapas diferenciadas.
Los niños entre uno y dos años de edad que
responden básicamente mediante reflejos y comportamientos aleatorios pasan a
organizar sus actividades en relación con el ambiente, empiezan a coordinar
informaciones a partir de sus sentidos y a progresar en el aprendizaje,
descubriendo poco a poco que los libros y las figuras no son simple objeto,
sino que representan símbolos del mundo real.
En esta edad desarrollan importantes conceptos
cognitivos como el de la permanencia del objeto o la percepción de que un objeto o de que una persona sigue
existiendo incluso cuando está fuera del campo de su visión, este dominio es
esencial para la comprensión del tiempo, del espacio y de los objetos y aumenta
la inteligencia espacial, incluso los
niños a los diez meses de edad aparece otro concepto importante “que algunos
hechos producen otros, si aprieta un muñeco de goma emite un sonido.
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