Desarrollo
intelectual entre los tres y los seis años de edad.
En esta edad muestran un notable
crecimiento en su estatura junto a una apariencia más delgada y más atlética,
éste desarrollo físico se acompaña de un rápido desarrollo motor grueso y al
niño le gusta saltar, correr, brincar, rodar e igualmente un desarrollo motor
fino y le encanta copiar, abotonar, atar, desenredar.
Igualmente la Inteligencia Pictórica se
expande y el niño necesita dibujar y rayar, a esto lo acompaña un rápido
desarrollo de la memoria lo que lleva al niño a explorar su historicidad y
busca su individualidad, en ésta etapa hay que estar muy pendientes de las
necesidades sociales del niño y en esta etapa es importante destacar que los
niños aprenden más sobre lo que hablan sus adultos significativos que de lo que
están viendo, es decir, según Piaget, cuando los niños se pueden acordar de
objetos y acontecimientos, pueden así mismo formar, y por lo tanto, desarrollar
el aprendizaje significativo.
Entre los tres (03) y los seis (06) años de
edad los niños están en la segunda etapa del desarrollo cognitivo, ya piensan
en símbolos, pero aún no utilizan la lógica, tienen la capacidad, la cual hay
que desarrollarla de imaginar objetos, personas o hechos independientemente de
su presencia física, utilizando representaciones mentales. (Entre los seis y
los doce años es cuando los niños piensan de modo lógico).
Entre los 3 y 6 años lo que más importa es
el uso de diferentes estímulos, explorando los juegos como recursos que
refuerzan la idea de los símbolos. Todo símbolo es una representación mental a
la que el niño ha asociado un significado y el más importante de todos es la
palabra, primero la palabra hablada, desde el mismo nacimiento y después la
palabra escrita.
En el desarrollo cognitivo del niño, entre
los dieciocho meses y 2 años de edad, Maternal II y III, se vuelve capaz de
captar en los símbolos el conocimiento de que existen acontecimientos y que
estos implican agentes, acciones y objetos y teme sus consecuencias, es decir,
si tú le pides que dibuje un camión, el niño garabatea el papel y murmura
rrruuummmm, rrruuummmm.
Casi cumpliendo los 3 años, primer nivel de
preescolar, el niño observa el símbolo, capta ciertas relaciones de tamaño y
formas extraídas de una referencia visual y puede dibujar dos círculos unidos
denominándolos cabeza y cuerpo.
A los 4 años de edad, Segundo nivel de
preescolar, el niño capta cantidades y relaciones numéricas, ya puede enumerar
conjunto de objetos, igualmente distingue relaciones espaciales, arriba y
abajo, delante y atrás y en lógico matemáticas distingue claramente entre fino
y grueso, largo y corto, mucho y poco y en ese momento el niño descubre un
mundo lleno de cosas para contar.
Entre los 5 y 7 años de edad muestran
entusiasmo por dibujar símbolos para acordarse de alguien o de alguna fiesta.
Gardner y Piaget opinan que las habilidades
cognitivas se pueden acelerar y los seudocientíficos en investigaciones
recientes, afirman que la mayoría de los niños pequeños, cuando son estimulados
coherentemente, por medio de juegos, en áreas de sus inteligencias específicas
son mucho más competentes de lo que Piaget imaginaba, principalmente en los
juegos de lenguaje; un niño de tres años supera con creces las limitaciones de
Piaget antes descritas.
En otro orden de ideas, una buena escuela
es aquella que cuenta con un proyecto pedagógico fundamentado avanzando en el
desarrollo cognitivo múltiple, aportando experiencias, estimulando los
sentidos, abriendo oportunidades en el tiempo y el espacio para la acción
infantil, la música, la mímica, el arte, los juegos lógico matemáticos,
naturalistas y lingüísticos, comenzando una verdadera alfabetización musical,
pictórica y emocional del niño, por todo lo antes expuesto es importantísimo
que la educación infantil esté llena de juegos, que es lo único que le interesa
al niño de estas edades, juegos que le lleven al dominio de habilidades, que
despierten la imaginación, que estimulen la cooperación y la comprensión sobre
normas y límites, y que respete, explore y amplíe los innumerables saberes que
todo niño posee cuando llega a la escuela.
Rafael Lugo Padrino
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