Todas y cada una de las emociones nos prepara nuestro cuerpo
para la mejor acción, por ejemplo, cuando tenemos la emoción de la
ira, entonces la sangre fluye rapidísimo a nuestras manos y ya con eso
tenemos un arma para golpear a nuestro enemigo, inmediatamente el ritmo
cardiaco se eleva y llega la adrenalina que nos genera un ritmo de
energía lo suficientemente fuerte como para originar una acción
vigorosa.
Rafael Lugo Padrino
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